domingo, 20 de marzo de 2011

Filosofía - Por qué

¿Por qué? Desde que uno adquiere uso de razón, empieza a utilizar estas dos palabras para buscar sentido a las cosas que le rodean. Y aún antes, aún cuando no sabemos articular palabras o no sabemos el significado de las mismas, nos interrogamos a nosotros mismos sobre el por qué de cualquier cosa. Como ser racional, el ser humano siente la necesidad de comprender el mundo que le rodea.

Pero, ¿qué pasa si el mundo que le rodea es incomprensible? ¿Qué pasa si hay porqués a los que no se puede responder, al menos racionalmente?
Una leyenda urbana cuenta que un profesor de filosofía puso como única pregunta para un examen: ¿Por qué? Y que mientras todos los alumnos se extendieron en una respuesta intrincada sobre la existencia, o vaya a saber sobre qué, un alumno respondió un escueto: “¿Y por qué no?”
Es, realmente, una buena respuesta. Aunque para nada en el contexto, ya que es una buena respuesta cuando la pregunta es concreta. ¿Por qué surgió la vida en la Tierra? ¿Y por qué no? Pero cuando la pregunta es simplemente “por qué”, “y por qué no” no es una respuesta aclaratoria.

Un simple por qué puede significar muchas cosas. Si Ockham preguntase por qué, seguramente la gente le respondería que “porque una explicación larga puede llevarnos a puntos muertos o puede dar lugar a redundancias al expresarlas”; si lo preguntase Sócrates, se le respondería que “porque el conocimiento humano no tiene límites, pero la vida es efímera, y por mucho que estudiemos nunca haremos más que rasgar la superficie”, o algo por el estilo. Es decir, se responde a un por qué dentro de un contexto, pero si alguien sólo formula estas dos palabras, sin ningún acompañamiento, es lógico responder a lo que relacionamos a esa persona, responder al por qué de algo que haya dicho anteriormente, al por qué de su corriente de pensamiento.
¿Y si yo pregunto “¿Por qué?”, qué debería responder la gente? Bueno, para obtener una respuesta primero tiene que haber alguien que escuche la pregunta. Ojalá preguntando un por qué obtuviese tantas respuestas como lo hiciera Sócrates en su tiempo. Así que, por eso y porque, aunque haya quien escuche mi pregunta, no hay mucha gente que conozca mi forma de pensar, mi “filosofía de vida”, responderé yo mismo a mi pregunta. Y tal vez alguien, informado al leer la respuesta de cómo pienso, pueda darme una respuesta a mi por qué incluso mejor que la mía propia.

Así pues, ¿por qué?
Porque hubo 3 momentos, al menos, en la historia del hombre que así lo determinaron: el primero sería la primera vez que uno de nuestros ancestros cogiera una rama, piedra, o cualquier cosa que pudiese ser utilizada como herramienta y, por el motivo que fuese, o tal vez sin motivo, la utilizase para golpear a uno de sus congéneres. Así surgió la violencia como algo natural en el comportamiento del ser humano.

Otro momento bastante decisivo sería cuando, incluso antes de surgir un lenguaje entre nuestros antepasados, aunque parezca absurdo por la asociación del lenguaje a esta acción, un homo mintiese a otro, también por el motivo que fuese o sin motivo alguno, sobre cualquier tema, relevante o no. Tal vez fue algo tan simple como que, mediante gestos, un homo se acercase a “preguntar” a otro dónde tenían restos de algún animal para poder comer, y el otro, para asegurarse su propio sustento, le señalase en una dirección errónea. Aunque sea un ejemplo absurdo, seguro que la mentira surgió muchísimo antes que el lenguaje.

El tercer momento sería cuando, como en los casos anteriores por el motivo que fuere, surgió la propiedad privada. Y sigo hablando de filosofía, y no de economía o sociedad, ya que la propiedad privada es inherente al ser humano, fuere cual fuese la forma en que su sociedad o su economía se organizase. Y esto también surgió con total seguridad con el fin de asegurarse el propio sustento, ya sea alimentario o de calor: asegurarse el tener fuego o el tener una cueva donde resguardarse. El momento en el que un homo decidió no compartir con el resto de su gente “algo”, cualquier cosa, surgió la propiedad privada como algo, también, natural en el comportamiento humano. Mostrar la relación del surgimiento de la propiedad privada a la creación de un sistema de cambio como el dinero, la sal, o simplemente el trueque me parecería insultar a la inteligencia de cualquiera que esté leyendo esto.

Estos tres momentos, estas tres circunstancias ocurridas todas años ha, definitivamente han marcado el rumbo de la evolución humana. Han marcado el destino de la raza humana, por decirlo de alguna manera. Y es por esto por lo que el mundo está atestado de maldad.
No hay más que hacer pequeñas reflexiones sobre situaciones cotidianas para darse cuenta de la maldad existente en el mundo. Claro que antes de seguir por esta línea sería, por desgracia, necesario explicar el término maldad. Porque aunque parezca mentira, hay gente que no entiende lo que este término, referido al ser humano, implica. Maldad no es que un niño le robe una goma a otro cuando no se da cuenta, ni que una persona pegue a su perro en el hocico por hacer algo que no debía, ni que alguien ignore completamente a un sin techo que esté pidiendo para poder comer hoy. Es decir, sí que es maldad, pero si entendemos estas acciones como maldad nunca comprenderemos lo podrido que está el centro de esta manzana a la que llamamos “planeta Tierra”. Con la palabra “maldad” tenemos que tener en mente cosas más profundas, como el hecho de que sabiendo la cantidad de gente, niños y mayores, que cada día sufren una agonía a causa del hambre o por padecer alguna enfermedad sin tener a mano no solo medicinas, sino ni tan siquiera agua potable para limpiar ligeramente el organismo, no derramemos una sola lágrima cada día por este motivo; como el hecho de que, no solo sepamos que pasa, sino que tomamos parte también como miembros de esta sociedad, hagamos mil virguerías, fingiendo sentimientos inexistentes y soltando palabras vacías de significado, para conseguir una relación física con alguien sin importarnos lo más mínimo jugar con las emociones de la gente; como el hecho de que gente en posiciones aventajadas en la sociedad no tenga reparos en utilizar sus recursos de la forma más egoísta e incluso destinándolos a cosas totalmente prescindibles; como el sencillo y totalmente aterrador hecho de que a día de hoy sigamos fabricando armamento para los ejércitos cuando sabemos perfectamente que el único y exclusivo uso de ese armamento es el de matar a otro miembro de nuestra raza (raza que, por si hace falta recordar, es el “homo sapiens sapiens”, y no la caucásica, africana, asiática, o ninguna otra). Son hechos que realmente deberían hacernos derramas ríos de lágrimas con sólo pensar en ellos. Siempre me han dicho que soy muy empático, y yo mismo lo reconozco, tal vez por eso se me hace tan difícil comprender como alguien puede no llorar “a moco tendido” cuando piensa en alguna de estas cosas. Sólo imagínate frente al cañón de un arma fabricada por congéneres y siendo apuntado por alguien cuya anatomía es tan similar a la tuya que no puedas notar diferencias evidentes entre ambos, e imagínate ese proyectil atravesando tu piel, tus músculos, tus huesos, mientras ves el odio reflejado en los ojos de tu “compañero de planeta”; o imagina que estás tendido en el suelo de tierra de un lugar árido, con escasa vegetación y poco más a la vista que unas casas fabricadas con “lo que hay a mano” y un puñado escaso de personas, sintiendo realmente un agujero en el estómago tras haber estado numerosos días sin nada que llevarte a la boca más que un poco de agua, de un tono marrón verdoso, cada día, y que de tan pocas fuerzas que tienes apenas puedas siquiera gritar cuando todo tu cuerpo te pide que lo hagas como un esfuerzo, inútil, de que alguien o algo venga en tu ayuda y te libre de tan insoportable sufrimiento. Si aún imaginando vivamente algo así, metiéndose en la piel de esa desdichada persona, hay alguien que no derrame una sola lágrima, ni aunque sea un solo ser humano en el planeta que no lo haga, entonces es que comprendo mucho menos del ser humano de lo poco que creo que entiendo.

Estas son las verdaderas maldades del mundo, situaciones que sólo de imaginarlas debieran hacernos llorar, y que, de vivirlas o verlas en primera persona, hacernos vomitar.
Lo paradójico es que supuestamente somos la cúspide de la evolución. Desde luego, la montaña de la evolución debe ser muy, pero que muy pequeña, para que una especie tan despreciable como el ser humano haya llegado a la cima.

He aquí mi reflexión, el por qué a mi filosofía de vida, que creo queda bastante clara. Y ciertamente me gustaría leer más respuestas a mi por qué, aunque no sea fácil.

Y sinceramente espero que todo esto haga a alguien derramar alguna lágrima, o no le deje dormir al menos una noche de un mes, que sigue siendo poco. De hecho todo esto es el motivo de mi insomnio de esta noche. Y por si alguien aún duda de la maldad, o más bien MALDAD en mayúsculas que existe en este podrido planeta, invito a revisar dos cositas:


http://www.zenzi.org/articulo/los-10-peores-metodos-de-torturas-de-la-historia
http://www.taringa.net/posts/info/1967668/Los-20-Peores-Metodos-de-Tortura-de-la-Historia.html
- Cualquiera de estos links, en los que se pueden ver imágenes y descripciones de métodos de tortura que han existido durante la historia. Pero es algo que hay que ver y leer imaginando que eres el objeto de la tortura, imaginando a tus torturadores frente a ti utilizando esos métodos, inventados por seres humanos para usarse exclusivamente en seres humanos, sin ningún remordimiento. Para ser sincero, yo tuve que parar de leer en cierto momento porque me entraban nauseas.


http://es.wikipedia.org/wiki/Andrei_Chikatilo
- La historia de este hombre, por llamarlo de alguna manera ya que él mismo se define como “error de la naturaleza”. En este caso creo que es mejor imaginarnos siendo él, imaginar qué clase de mente retorcida hay que tener para cometer actos tan repulsivos, y recordar que pese a que él se defina como una bestia anti natura, es un ser humano como cualquiera de los que vemos cada día por la calle. No es un extraterrestre, no es un monstruo, no es el diablo. Tiene los mismos predecesores en algún momento de la evolución que todos nosotros. Y desde luego no podemos asociar su comportamiento a una enfermedad mental, eso sería expiarle de toda culpa, sería reconocer que es inocente y que él no ha hecho nada realmente malo.

Realmente merece la pena revisar ambas cosas, aunque no lo recomiendo a gente demasiado sensible.

Que tengáis un buen comienzo de primavera. Hace un día estupendo en Madrid. Demasiado calor para mi gusto, pero al menos el cielo está despejado para ver cada noche la increíble luna llena que tenemos estos días. Esta noche que empieza la primavera sería un buen día para ver el anochecer, las estrellas y luego el amanecer con vuestras parejas. Disfrutad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario